Se denomina magnetoterapia al tratamiento mediante campos magnéticos. Se puede diferenciar la aplicación de campos magnéticos producidos mediante corriente eléctrica (magnetoterapia propiamente dicha) de los campos magnéticos obtenidos mediante imanes, naturales o artificiales (imanterapia).
Los campos magnéticos aplicados a la medicina, son de baja frecuencia y de baja intensidad.
En la actualidad, la frecuencia empleada en la producción de campos magnéticos terapéuticos es de 1 a 100 Hz.
Los campos magnéticos producen efectos bioquímicos, celulares, tisulares y sistémicos.
En el ámbito bioquímico, se encuentran los efectos fundamentales siguientes:
• Desviación de las partículas con carga eléctrica en movimiento.
• Producción de corrientes inducidas, intra y extracelulares.
• Efecto piezoeléctrico sobre hueso y colágeno.
• Aumento de la solubilidad de distintas sustancias en agua.
• Influencia en la actividad enzimática.
• Aumenta la efectividad de la cadena respiratoria.
En el ámbito celular, los efectos indicados en el ámbito bioquímico determinan los siguientes:
• Estímulo general del metabolismo celular.
• Normalización del potencial de membrana alterado.
Por una parte, las corrientes inducidas producidas por el campo magnético producen un estímulo directo del trofismo celular, que se manifiesta por el estímulo en la síntesis del ATP, del AMPc y del ADN, al favorecer la multiplicación celular, y en la síntesis proteica y de la producción de prostaglandinas (efecto antiinflamatorio).
Por otra parte, hay un estímulo del flujo iónico a través de la membrana celular, en especial de los iones Ca++, Na+ y K+. Esta acción tiene gran importancia, cuando el potencial de membrana está alterado.
Las cifras normales del potencial de membrana se sitúan entre -60 y -90 mV. Este potencial se mantiene mediante un mecanismo activo, en el que es fundamental la expulsión al exterior de la célula del ion Na+, que penetra en ella espontáneamente (bomba de sodio).
En circunstancias de enfermedad, la bomba de sodio no actúa y el ion sodio queda intracelular, con retención de agua (edema celular). En esta situación, los campos magnéticos pueden normalizar el potencial de membrana alterado. Tanto por el efecto de las corrientes inducidas intracelularmente, como por el efecto directo de los campos magnéticos sobre los iones sodio, estos se movilizan hacia el exterior y restablecen la normalidad del potencial de membrana, por lo que reducen el edema celular, que es uno de los primeros estadios de la inflamación a escala celular, tisular y de órganos.
Efectos en órganos y sistemas. Desde el punto de vista tisular y orgánico, la magnetoterapia presenta una serie de acciones de las cuales las más importantes son:
Relajación muscular. Los campos magnéticos tienen un importante efecto de relajación muscular sobre la fibra lisa y la estriada, que se considera debido a la disminución del tono simpático.
Esta actuación sobre la fibra estriada supone un efecto relajante o, en su caso, descontracturante sobre el músculo esquelético.
En su actuación sobre la fibra lisa, la magnetoterapia presenta un efecto relajante y antiespasmódico en: espasmos digestivos, de las vías biliares y de las vías urinarias, y asma.
Vasodilatación. Por el mismo mecanismo de relajación muscular, en este caso sobre la capa muscular lisa periarterial, la magnetoterapia produce una importante vasodilatación, demostrable por termografía, con 2 consecuencias: por una parte, la hiperemia de la zona tratada y, por otra, si se tratan zonas amplias del organismo, una hipotensión más o menos importante.
La hiperemia local tiene los siguientes efectos terapéuticos, ya conocidos:
• Efecto trófico, por mayor aporte de nutrientes a la zona.
• Efecto antiinflamatorio, por mayor aporte de elementos de defensa, bioquímicos o formes.
• Efectos de regulación circulatoria, tanto por producir vasodilatación arterial (en angioespasmos, Raynaud, etc.) como por estimular el retorno venoso.
Aumento de la presión parcial del oxígeno en los tejidos. Un efecto particular de los campos magnéticos, es el aumento de la capacidad de disolución del oxígeno atmosférico en el agua y, por tanto, en el plasma sanguíneo. Con ello, la presión parcial de oxígeno puede incrementarse notablemente. Este aumento local de la circulación conduce a un mayor aporte de oxígeno, tanto a órganos internos como a zonas distales, lo que mejora su trofismo.
Efecto sobre el metabolismo del calcio en el hueso y sobre el colágeno. Un efecto importante de la magnetoterapia es su capacidad de estímulo trófico del hueso y del colágeno, efecto ligado a la producción local de corrientes de muy débil intensidad, por el mecanismo de la piezoelectricidad. La magnetoterapia ayuda a la fijación del calcio en el hueso, por lo que se emplea en osteoporosis general o localizada, síndrome de Sudeck, retardos de osificación y seudoartrosis.
Los campos magnéticos estimulan la producción del colágeno, lo cual es de interés, tanto en los procesos de cicatrización como para la prevención del envejecimiento de la piel.
Efecto analgésico. La magnetoterapia produce un discreto efecto analgésico, derivado tanto de una acción directa en las terminaciones nerviosas, como de su actuación sobre el mecanismo productor del dolor (inflamación). En clínica, este efecto no es de rápida aparición, pero es mantenido y persistente.
Efecto de relajación orgánica generalizada. Finalmente, la magnetoterapia posee un efecto generalizado de relajación y sedación, muy útil para el tratamiento del estrés y de las afecciones de él derivadas. Este efecto se ha supuesto debido, por una parte, al aumento en la producción de endorfinas y, por otra, al hecho de su actuación de relajación muscular e hipotensora, puesto que siempre que se asocian estos 2 efectos hay un marcado efecto relajante general sobre el organismo.
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